A veces quisiera que creer fuera tan fácil como rezar el credo, a veces quisiera que todos los días el sol saliera, tomarme un café y empezar un día perfecto tras otro. Pero la vida no es así, y con el paso del tiempo seguir creyendo en algo puede ser más difícil de lo que puede parecer. Creer que estoy haciendo lo correcto, creer que soy feliz, creer que puedo, creer que soy fuerte, creer que no me derrumbo, creer que el mundo es un lugar genial, creer que estoy en donde tengo que estar, creer que no hay nada que temer y que se a donde voy.
Y entonces nos queremos aferrar a esas cosas que creemos están bien, que creemos que son correctas y nos hacen felices. Me aferro a los sueños que tenía antes, en los que a veces me cuesta verme metida, me aferro a esas pequeñas cosas de la vida que la hacen un poco más sencilla, más luminosa, me aferro a ese abrazo que me contiene aun cuando no creo en nada más.
Y quería darme esperanza, ayudarme pero también ser parte de un algo, porque últimamente cuesta tanto mantenerse en una pieza, con el corazón en un continente, el cuerpo en otro, y la mente volando por espacios de cafeína, números, letras y memorias incompletas.
Así acabo de empezar con un grupo de fotografía, con la esperanza de salir de este ensimismamiento tan patético. Bien dice mi madre que el ocio es madre de todos los males. Hacer algo en lugar de sentir, es una de esas salidas fáciles para no enfrentar lo que sentimos. Ya sabemos lo que todos dicen, you can run but you can't hide. De todas formas lo ignoro y me imagino que mañana vuelvo a creer en un días de carcajadas, buenas conversaciones, mirar las estrellas, mirar una película tras otra, comer porquerías y simplemente estar segura que se lo que quiero.
Y bueno si se aburren de tanto sin sentido y tanta neurosis y mis demás patologías. siéntete libre de visitar aquel otro mundo que pretende no ser egocéntrico ni bipolar.
El arte de Ver / The Art Of Seeing
