Por mucho tiempo renegé de la cocina, de no se donde aprendí que cocinar no era para nada lo que debía hacer una mujer exitosa. Una mujer que se pasa cocinando debe ser no menos que una perdedora, eso pensaba yo y por eso ni con la cocina de plástico jugaba.
Ahora veo que he estado muy equivocada, la cocina es parte de la vida, es parte de nosotros porque finalmente somos lo que comemos. De ahí que me sienta tan mexicana a pesar de haber vivido la mayor parte de mi vida en Ecuador, es que en mi casa se come mexicano, se come chile y tortillas.
Ser independiente o semi independiente significa también poder decidir que comer, y entonces me dio un gusto así grandote darme cuenta que todas esas horas ayudandole a mi mami en la cocina habían sido una lección de vida. Tanto renegar y ahora solo podía agradecerle a Dios tener una madre que puede cocinar como los dioses.
Ya entrada en la cocinadera después de un tiempo me di cuenta que con lo que había aprendido de la mano de mi santa madre pues tenía las bases para hacer muchas otras cosas. Un mundo de recetas estaba esperandome. Al principio me conformé con hacer los platillos de Ecuador cuando quería variar un poco, pero si habia logrado hacer seco de pollo, llapingachos, y bolón de verde entonces ya nadie podía pararme. Cocinar es un ritual mágico en muchas culturas la comida es parte siempre de las tradiciones. Y cocinar debe de volver a tener el significado que se le ha quitado.
Mi media naranja que debería ser mejor medio melón por lo dulce que es, consiguió un montón de recetas del mundo para poder expandir nuestras ambiciones culinarias. Hace ya algunos meses nos habíamos propuesto cocinar cada fin de semana un platillo nuevo pero la falta de recetas y la cantidad de cosas que hacer no nos habían dejado hasta ahora.
Esta semana tres recetas nuevas:
Escalopes de puerco estilo Normandía, un plato francés preparado a vace de cidra de manzana y un delicioso refrito de cebollitas y ajo. Al ser un plato no muy condimentado deja una sensación de bienestar y satisfacción que nada tiene que ver al embotamiento después de comer una hamburguesa. El olor de la cidra hirviendo con la cebollita refrita todavía me hace agua la boca, y aunque un poco escéptica le heche las manzanas en trozitos con la carne a la final supo realmente bien.
Al día siguiente quise comer algo totalmente diferente, hasta de continente me cambie.
Goma-ae es un plato japonés que se refiere a casi cualquier tipo de verduras cocinadas al vapor y con una salsa de soj, ajonjolí tostado y azucar. Mientras hacía la salsa ya me estaba transportando al otro lado del mundo. El poder de los olores es increíble.
Mis brocolis a la Goma-ae los acompañe con un conocido pollo Teriyaki, hice una versión al horno al no tener como freírlo. Lo gracioso es que casi la misma salsa de las verduras se la unte al pollito bien lavadito y añadí un poco de jengibre rallado. 45 minutos en el horno, mucho amor, y listo!
Espero que hayan tenido un buen fin de semana. Yo comí muy rico!