Trozos de recuerdos regados por el vacío. Mi planeta se ve árido, desierto; faltan las flores, las hojitas verdes y los ríos caudalosos. Una nube de polvo gris lo cubre todo, me arden los ojos. A mi alrededor todo se ve igual, no distingo mi destino. Estoy perdida. Intento caminar, pero tropiezo una y mil veces. Quiero que todo sea como antes, mas eso ya nunca será. Se hace de noche y el frío me cala hasta los huesos. Pienso que mientras más oscura es la noche, más pronto llegará el amanecer; pero no veo la luz. Me acuesto en el suelo duro, y descubro casualmente una estrella apenas perceptible. Mis ojos se abren esperanzados de que sea una señal, no quiero pestañear para que no se vaya; en un instante ya no está.
A mi alrededor comienzo a escuchar susurros, al principio imperceptibles, después puedo entender algunas frases. Me levanto y no veo a nadie, estoy sola. Atormentada por mis crecientes alucinaciones hecho a correr, como si así pudiera huir de mi misma. De pronto me siento fresca, empapada en agua de un riachuelo. Bebo el agua precipitadamente, la necesito, anhelo el agua. Es tan dulce, tan reconfortante. Tengo sueño, mucho sueño, empieza a amanecer. No llego nunca a ver el sol.
Del satélite de
Venus
1 aterrizajes:
y hasta donde puedes hablar del cuerpo perdido en tus sueños?
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