Llega el mágico viernes, mi mente comienza a liberarse y mi cuerpo en unas cuantas horas tendrá una pausa. Me subo al tren con mi maleta llena de ropa, un libro, el cepillo de dientes, el maquillaje. Paso uno a uno los pueblitos hasta llegar a mi ciudad favorita de Alemania: Stuttgart.
Es una de esas ciudades que sin ser espectaculares o conocidisimas son preciosas. Mis días en sus calles han estado llenos de aventuras, de risas, de colores. Aquí siento que vuelvo a ser yo, vuelvo a escuchar, a oler, a sentir.
Son las nueve de la noche, y voy subiendo en el u-bahn a nuestra casa, ya puedo ver la torre de la tele, llegó a mi hogar. Después de dormir hasta tarde en los brazos de mi amado soy otra mujer, una con ganas de salir a pasear, a ver la gente, los paisajes.
Cada hora que paso aquí trae una energía positiva, sin importar si estoy acostada viendo una pelicula, o paseando de tienda en tienda, acostada bajo los arboles en el parque, o tomando fotos a todas las curiosidades.
Siento que la ciudad me recibe cada vez con los brazos abiertos. Debe ser también que me recuerda mucho a mi Quito, por sus lomas y los arboles. El paisaje se me antoja familiar.
Ya te extraño Stuttgart...
Del satélite de
Venus
3 aterrizajes:
Princesita mia, me encanta como me mencionas en tus post. A mi tambiñen me relaja mucho y me recarga las baterias estar contigo. Durante todo la semana lo único en que pienso es que ya quiero que sea viernes para traerte a mis brazos y hacerte dormir en mi pechito. Te amo mujer maravillosa!!
O sea más o menos por una de cal dos de arena.. jejeje que chevere que despues de tu largo trajinar puedes encontrar refugio tan cerca.
Suerte!
Si!!! Es la unica razon por la que sigo aqui, lo que hace el amor jeje...
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