Estoy consiente que a la mayoría de nosotros nos encantan los fines de semana. Tiempo de relajarse, de dormir un poco más, tal vez almorzar en un restaurante, o hacer cualquier cosa que nos guste con suficiente tiempo.
En mi caso es así, pero es únicamente en el fin de semana cuando siento que estoy en casa. Ya dirán que voy a empezar con las cursilerías.... Pero no hay lugar en el que me sienta mejor que en donde este mi amor. Al atardecer de los viernes, a pesar del cansancio voy a su encuentro. Recupero fuerzas a su lado, lloro si es necesario. Le cuento mis miedos, planeamos el futuro y de pronto me siento renovada. Es el calor del hogar que todos necesitamos. ¡Mis fines de semana son sagrados! Despertar tranquilamente ya sea temprano para contemplar al ser que duerme a mi lado; ya sea tarde para descansar el cuerpo. Escuchar música, pasear de las calles tomados de la mano. Que placeres tan simples, pero tan importantes.
Estoy segura de que las tristezas se hubieran convertido en depresiones si no tuviera a mi compañero incondicional a mi lado. Y tampoco hubiera reído tanto, lo que significaría perder mi esencia.
Cada día de la semana con su problemas y sus altibajos lo sobrellevo con esperanza de que tengo un lugar para descansar. Mi lugar de paz... ¡Gracias mi amor!
1 aterrizajes:
Hermosísimo post...
Entiendo mucho esos sentimientos y te felicito por poderlos sentir...
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